Hace algunos días vivimos una nueva versión del
evento más importante de la moda nacional, Santiago Fashion Week 2018. Esta
tremenda plataforma da espacio a reconocidos diseñadores, tanto nacionales como
internacionales, como a nuevos talentos que van tomando un espacio dentro de
diseño y la moda nacional.
En esta serie de entrevistas, que fueron publicadas en Fem Patagonia, fuimos conociendo un poco mas a los diseñadores tras algunas de las marcas que
pudimos ver, conocer y descubrir en la pasarela de SFW 2018.
Juan Pablo es quien lleva
Espinola, la cual el mismo define como una plataforma, en formación, a la
industria creativa local mediante el vestuario. Cada temporada Espinola
establece como filosofía el diseño colaborativo con diferentes creativos y
artistas nacionales obteniendo como resultado vestuario y accesorios para
hombres y mujeres fusionando los conceptos de arte y moda, con un alto grado
funcional, para personas con carácter, iniciativa, de pensamiento inquieto, que
dice y se contradice, pero que nunca se limita, que sienten y viven con
creatividad y proyección.
Cuéntanos un poco de ti, ¿Cómo
podrías describirte
Me podría describir como un hombre de
contradicciones, que nace el ‘94 en Santiago, Chile. Un hombre mancebo,
inquieto y formado. Un constante estudiante y espectador de todos los
movimientos sociales de nuestro país, y especialmente el movimiento estudiantil
que, con mis actuales 23 años, me considero partícipe. Un auténtico rebelde
creativo dentro de su espectro social. Un arquitecto de profesión, pero con
visión en el concepto de indumentaria. Una persona que pone en valor el acto
político de vestirse cada día y que sabe que trabaja probablemente en la
contradicción más visualmente explícita del sistema de economía neoliberal y
capitalista, que es la moda.
¿Desde cuando te gusta la moda?, ¿De
donde crees que viene este gusto por la moda?
La palabra moda es muy fuerte ya que
existe en todo orden de cosas. Existe moda en el color que usaremos la próxima
temporada, pero también comprendo que si la próxima teleserie que veremos el
protagonista se llama “Aurelio”, vendrá la camada de neonatos llamados
“Aurelios” a la sociedad, y ese nombre se transforma en moda. Moda es inherente
a la sociedad.
Con respecto a la moda en
indumentaria, encontré desde muy pequeño un gran atractivo al acto de vestirse
día a día; es de donde viene mi gusto personal por esta industria, y es la base
de mi trabajo. Creo que comprende uno de los pocos poderes que queda en
nosotros como individuos, el escoger que imagen queremos proyectar al mundo y
transformarnos en las personas que queremos, con personalidades.
Con respecto a industria textil, mi
abuelo trabajó en fábricas textiles de Santiago siendo un operador, y creaba
sus propios telares artesanales en casa. No le atribuyo mi inicio del gusto por
la moda en indumentaria, pero desde pequeño pude verlo trabajar en casa y ser
espectador de como sostenía a una familia, bastante extensa, gracias a su
esfuerzo, o sea, vislumbrar el valor del humano en los trabajos fabriles
relacionados al textil y cómo poblaciones enteras en Chile se crearon gracias a
esta industria, tan vigorizante durante cierta época, pero tan abandonada en la
actualidad. También me hizo estar acostumbrado a la calidad en todo orden de
cosas, su gusto claramente influyó en el mío.
¿Cómo surgió este proyecto y cual fue
la primera o principal meta planteada?
Un gran problema en el mundo de la
moda en indumentaria es que tenemos que crear temporada tras temporada, la
existencia de una necesidad que ya tienes cubierta, aumentar el imperioso deseo
de sentirte actual y acorde con lo que está pasando en el mundo de las
apariencias y lo visual, traducido en el consumo de ropa. Pues intentamos hacer
eso secundario. Creamos ESPINOLA como una plataforma en fortalecimiento a la
industria creativa local, a través de iniciativas de vestuario, en donde cada
temporada, colaboramos con un artista en la creación de una colección, siempre
manteniendo nuestros valores iniciales como es el grado de usabilidad, el
concepto de lo femenino con sus matices, la conexión con la juventud y sus
movimientos, no ser obvios ni aburridos, y el concepto del buen diseño, a
través de objetos que tienen que ser perfectos, de una calidad máxima, usables,
y sobre todo, que te inviten a reflexionar.
¿Cómo
has vivido todo el proceso de trabajar en la moda e ir tomando un espacio
dentro de este mundo?
Es curioso. Puedo decir que en esta disciplina
convive la gente más inteligente que he conocido con la más estúpida, y esta
convivencia hace que la sociedad vea a la moda de la manera en que la ve
actualmente. El mundo de la moda es bastante particular, entretenido,
emprendedor y desagradable, donde todos tienen la posibilidad de ser una
estrella. Por mi parte, te podría decir que no me siento definido por la
palabra diseñador, primero porque nunca lo estudié, pero además, porque me
identifico mucho más con la idea de ser un simple productor: mi trabajo dentro
de ESPINOLA es básicamente unir gente que debería conocerse, ideas que debería
generarse, aceptar propuestas que un equipo de diseño se esfuerza en plantear y
establecer cuestionamientos que (creo) que deberíamos hacernos sobre nuestro diario
vivir.
¿Estas donde quieres estar?, ¿Qué
aspiras para tu marca o nombre?
Por supuesto que no. Soy un fiel
creyente que ESPINOLA es una idea global, desde Chile para el mundo, y estamos
trabajando para alcanzar ese objetivo.
¿Tienes algún famoso o famosa que te
gustaría vestir?
Sí, a la mujer chilena trabajadora.
Es mi principal famosa y referente. A la mujer que le gusta trabajar, que
siente que es lo único que puede hacerla independiente. Siempre he pensado que
ganar tu propio dinero es el único camino a la libertad.
¿Cómo definirías la moda actualmente?
Bastante unificada y globalizada.
Puedo viajar a Tokio y ver en la calle a una chica que se viste igual a mi
amiga que vive en Nueva York, y que se comunica conmigo en Santiago. Todos
estamos conectados y todos estamos compartiendo gracias a las redes sociales.
La respuesta este fenómeno, que no califico de bueno ni de malo, creo que la
tiene lo latino, que tiene un amplio espectro de crecimiento en los mercados
del mundo. La industria de la moda ya no quiere más trajes deportivos, más
jeans rasgados o simples básicos de lujo, quiere que volvamos a mirar el
trabajo bordado, el desarrollo de la lana, los tejidos naturales, con una
mirada globalizada, y creo que los nuevos jóvenes diseñadores y creativos
latinoamericanos son la base de ese crecimiento. A su vez, tenemos sociedades
más complejas en donde vestirse cada vez se traduce en algo más único, más
político y más identitario, y combinado con el hecho de que la gente ya ha
cubierto sus necesidades básicas de vestirse, y puede aspirar a diseños más
complejos, hace que mi labor sea generar deseo y ofrecer productos que quieran
usar. La gente está pasando de comprar estratégicamente a comprar
emocionalmente, da lo mismo si ofreces un jeans básico de tu marca, porque la
gente ya tiene seis o siete en su closet y todos terminan rasgándose en la
entrepierna en un año más, pero si ofreces el abrigo de lana en que solamente
existen 25 metros de es tela, con un trabajo a mano encima en que haces que
cada abrigo sea único y realizado por comunidades en las cuáles estás intentado
hacer una diferencia, en cantidades controladas y limitadas, y con un grado de
diseño y creatividad mezclada con versatilidad, hace que el abrigo se
transforme en una pieza icónica para su vida.
El famoso Street Style ¿Forma parte
de tus inspiraciones?
Depende de donde lo veas. No sé si
soy la persona más creativa, o más inteligente dentro de esta industria. Lo que
sí tengo claro, es que, dentro de mis múltiples defectos, una de mis pocas
fortalezas es que tengo un muy buen sentido de la realidad y del contexto. Se
cuando las cosas están pasando y cuando no, y gracias a mi profesión de
arquitecto, mi trabajo ha sido siempre proyectar el futuro, temporada tras
temporada, sea en vestuario o en construcciones, desde una realidad analizada y
comprendida, que es lo que está pasando en las calles y cómo la gente se está
vistiendo, cómo se siente y como quiere vivir. No creo que me inspire tanto el
Street Style, sí creo que mi deber es plantear un concepto temporada tras
temporada, el cuál espero que, a la persona común y corriente, que tiene que
trabajar y que le gusta dormir el fin de semana, le haga sentido dentro de su
realidad y su armario de ropa. Ahí, mi trabajo está hecho.
¿Cuál o cuales son tus principales
inspiraciones para diseñar?
La libertad. Todo se resumen es que
con ESPINOLA no solo pretendo que a las personas las vean, sino que también las
oigan. Mi trabajo es diseñar cosas que no sean estúpidas, obvias ni inútiles.
Hay mucho de todo, pero no de lo que en verdad importa.
¿Qué sentiste al ser convocado para
ser parte de este gran evento de la moda?
Muy agradecido, obviamente, pero
mucho estrés. Todo tiene que salir perfecto.
¿Qué es lo que quieres que se
recuerde o quede en la gente de tu pasarela en Santiago Fashion Week?
Me encantaría que recuerden a
ESPINOLA como una marca que le tienen que seguir la pista, porque está
avanzando a pasos agigantados, y el crecimiento que hemos tenido durante estos
casi tres años de existencia es reflejo de eso. Una marca abierta y que tiene
opinión.
¿Qué podremos ver en su paso por esta
nueva edición de Santiago Fashion Week?
No puedo contar. No quiero arruinar
la sorpresa.
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